13/07/2007
Como no podía ser de otra forma, en la salida de ayer en Semur-en-Auxois seguía retumbando el eco de la caída de Alexandre Vinokourov. Algunos criticaron la actitud de CSC o Rabobank, que tiraron en cabeza del pelotón, agravando la pérdida de segundos del kazajo, que partía como principal favorito al triunfo final. Lo cierto es que, a 25 kilómetros de meta, con la carrera lanzada y un terreno rompepiernas, era muy complicado ralentizar la carrera.

La situación habría sido diferente si el caído fuera el maillot jaune , Fabian Cancellara. Entre las leyes no escritas de este deporte, está la de que nunca se le ataca al líder si se ha caído. Incluso, si hace falta, se le espera a que se reintegre en el pelotón. Algo así ya hizo Jan Ullrich en 2003 cuando Lance Armstrong se cayó junto a Iban Mayo en Luz Ardiden. Sin embargo, cuando menos resultó sorprendente que los jueces árbitros detuvieran la fila de coches de equipo, lo que dificultó la caza de Vino. Si los directores hubieran podido continuar a cola del pelotón, el kazajo habría enlazado. Aunque no es tan habitual en Francia, los comisarios suelen permitir que un ciclista que ha sufrido una caída o pinchazo aproveche la estela de vehículos para volver al pelotón, hecho que no sucede si el que se descuelga lo hace por falta de fuerzas.

Sin ánimo de buscar tres pies al gato ni resultar malpensado, uno está convencido de que, de haber sido Moreau el caído, el desenlace habría sido otro... Si me apuran, y viendo cómo las gastan por ahí, sólo imagino a Valverde sufriendo una situación como la que le tocó a Vinokourov, por el que, dicho de paso, desde hace años siento una especial admiración. Su ciclismo de ataque, ése que vale para hacer un roto en las clásicas como para un descosido en la Vuelta a España, está en vías de extinción en el ciclismo actual. Desde hoy en los Alpes, veremos las consecuencias de su caída, porque ayer no se le vio rodar cómodo.