01/08/2007
¡¡¡Hola a todos!!!! Antes que nada gracias a  todos por vuestro apoyo durante todo este Tour de Francia. Tenía ganas de hacer una página web para poder escribir mis vivencias, mis experiencias, mis miedos, mis alegrías y quería que fuera interactiva, que la gente pudiera “navegar” por mi vida, mis sentimientos, mis recuerdos, pero sinceramente no esperaba tantos mensajes… gracias de todo corazón.

Ya estoy en casa después de este Tour, largo, duro y tortuoso. Desde la Vuelta a España del 2003 no acababa tan cansado una grande, no veía la hora de volver a casa. Las primeras dos semanas pasaron relativamente fácil, sin grandes fatigas, como de costumbre. Pero la tercera, la que normalmente suele hacer que vaya a más, ha sido un calvario. Físicamente entré en una espiral descenderte y psicológicamente acabe muy tocado sobre todo de lo extradeportivo. A duras penas conseguí coger la escapada del día en Le Louron (uno de mis objetivos para el Tour) que, a pesar de ser una de las pocas que llegó los días de montaña, coincidió con mi peor día en la ronda, una jornada que desde la mañana vi que no era “el día”. Me agarré a la escapada como pude pero no pudo ser. Subiendo el Peyresourde me enganché un melocotón de los que hacen antología, y llegué a meta que no sabía ni como me llamaba… Gracias al cielo,  el Benna salvó los muebles del equipo y si el objetivo del equipo era ganar una etapa en el Tour, con dos y sobre todo la última en los Campos Eliseos hemos aprobado con nota. El último sprint del Tour fue quizás el día más bonito, trabajamos perfectamente en el circuito y conseguimos nuestro objetivo, impedir que Boonen se organizara con su equipo en la última vuelta. Para ello, Ballan en el último paso por meta puso un ritmo muy fuerte hasta llegar al Arco del Triunfo (en ligera subida aunque en la tele no lo parezca). Después del giro, Marzio hizo toda la bajada hasta pasar por contra meta; yo hice el siguiente kilómetro y me aparté a 2,5 de meta, Bossoni hizo lo suyo hasta la bandera roja y por último, Corioni dejó paso a Benna que hizo una “volata” preciosa y se impuso en uno de los escenarios más emblemáticos del ciclismo.

El domingo volví a casa, llegué a las 10h30´ a Biarritz, directo a casa, a nuestra cama, nuestro jardín, los perros… nunca había tenido tantas ganas de volver a mi sitio. El lunes me di un paseo en bici, sólo, tranquilo, sin el stress del Tour, por mis carreteras, mis montes, conmigo mismo. Vine muy quemado, necesitaba ponerme en paz con el mundo y sobre todo conmigo mismo. Necesitaba pensar, respirar, sentirme vivo, no carne de cañón que es lo que me he sentido en la carrera francesa. Para mucha gente, el Tour es la carrera más grande del mundo… Como corredor no siento eso, no me siento deportista ante los ojos de la organización, me siento parte de un reparto de película, de circo tal vez, parte del negocio que han hecho con la carrera. El Tour no es grande por su recorrido, su organización, su parafernalia… el Tour es grande por su GENTE, y su HISTORIA. La sensación de subir Aubisque con toda esa gente, esos ojos desorbitados, la carne de gallina que ves en los espectadores, las caras desencajadas, la cercanía con el público… eso es lo que hace grande al Tour, como hace 25, 50 ó 100 años. Exactamente igual. Si vuelvo a la ronda francesa (cosa que ahora dudo) será por toda la gente que anima desde el primero al último, con respeto y paciencia. Desde el corazón de un modesto corredor, GRACIAS por vuestro apoyo y por todos vuestros ánimos…