
DESPUÉS de tres días de espera en Estrasburgo, por fin se ha dado inicio a este Tour de Francia. Éste ha sido un momento muy bonito para mí, ya que a los 30 años debuto en mi primera ronda gala. La sensación al subirme a la rampa de salida ha sido muy especial, la he disfrutado muchísimo y cuando estaba allí pensaba por fin estoy aquí. Con el tiempo, parece que la ilusión se va apagando, existen momentos muy duros que te van minando. Pero ahora, con 30 años y siendo ya un corredor maduro, me divierto muchísimo y sigo peleando como un niño. Ayer disfruté durante todo el recorrido y pienso seguir haciéndolo durante todo el Tour. Por ahora, en la única etapa en la que he competido, la famosa presión del Tour queda totalmente minimizada. En absoluto me arrepiento de haber llegado tan tarde en mi carrera al Tour, de hecho, prefiero competir ahora que me encuentro en el mejor momento de mi vida deportiva.
Cuando bajas la rampa de salida en la etapa prólogo da la sensación de que las piernas van solas y no hace falta dar pedales, sale de forma natural. Y ver todo lo que tienes alrededor solamente ayuda a motivarte para seguir adelante. Tengo claro que el recuerdo que voy a guardar del día de ayer va a ser de pura ilusión. A partir de ahora, a competir y a seguir haciendo que el primer Tour de Francia de mi carrera sea inolvidable. La espera se ha hecho larga, tanto en los días previos como en general durante mis años de profesional, pero la única sensación que tengo ahora es de que, desde luego, ha valido la pena.